Te perdono y te pido perdón

Te perdono. No eres la razón de mis inseguridades ni de mis miedos. Yo soy la responsable de todos ellos, y de esta ansiedad que a veces no sé controlar. No es tu culpa que estos pensamientos me atormenten por querer saber de ti o cómo estás o por qué no me escribes. Recurriré al tan manido "no eres tú, soy yo" porque esta vez es verdad: soy yo. Así que te perdono y, además, te pido perdón por todas estas expectativas que he puesto sobre ti sin que lo sepas y sin que lo hayas pedido. Me doy cuenta de que no tienes que responder ante ninguna de ellas porque las he escogido yo, no tú. Me doy cuenta del error de querer forzar la máquina que no tiene carbón y, por tanto, no puede arrancar. Te perdono por no saber lo que pasa por mi mente y te pido perdón por pretender que lo supieras a fuerza de adivinarlo. Me retiro con todo ello: me lo devuelvo a mí, a quien pertenece y a donde corresponde. Son mis heridas y son mis guerras, mis shocks post traumáticos, mis miedos y mis inseguridades. Me hago cargo de de todos ellos para curarlos y te pido perdón por el daño ocasionado. No te debo y tú tampoco me debes nada. Está todo bien así como está. Respeto tus estaciones y la decisión de no cargar con maletas ajenas. Asumo mi comportamiento y me alejo para enmendarlo. Has sido un buen maestro para el necesario, aunque doloroso, aprendizaje del desapego. Gracias. Sigo creciendo.



Comentarios

Entradas populares