Laura
La Laura que él conoce está loca.
En el buen sentido de la palabra, claro.
La Laura que él conoce es atrevida, salta en paracaídas, se apunta a un curso de escalada sin tener ni puta idea, viaja sola a países extranjeros, baila por la calle. La Laura que él conoce sabe mantener la compostura cuando es necesario, pero le enreda las piernas con sus piernas por debajo de la mesa cuando nadie está mirando. Es responsable y de relaciones largas, pero hace un año que no plancha ropa y le encanta besarse en sitios públicos. La Laura que él conoce no pretende formar una familia, cocina lo justito y se desmelena bailando cuando sale de fiesta. Está enganchada a las redes sociales, a Twitter y a Instagram, adora a sus amigas y siempre sonríe. La Laura que él conoce odia ponerse sujetador y hace topless en la playa.
Él dice que ella tiene el volcán dentro y por eso siempre desprende calor.
En el buen sentido de la palabra, claro.
La Laura que él conoce es atrevida, salta en paracaídas, se apunta a un curso de escalada sin tener ni puta idea, viaja sola a países extranjeros, baila por la calle. La Laura que él conoce sabe mantener la compostura cuando es necesario, pero le enreda las piernas con sus piernas por debajo de la mesa cuando nadie está mirando. Es responsable y de relaciones largas, pero hace un año que no plancha ropa y le encanta besarse en sitios públicos. La Laura que él conoce no pretende formar una familia, cocina lo justito y se desmelena bailando cuando sale de fiesta. Está enganchada a las redes sociales, a Twitter y a Instagram, adora a sus amigas y siempre sonríe. La Laura que él conoce odia ponerse sujetador y hace topless en la playa.
Él dice que ella tiene el volcán dentro y por eso siempre desprende calor.
La verdad es que Laura siempre pasa frío, le falta temperatura hasta en verano; es fan de Downton Abbey, le han roto el corazón dos veces y sigue siendo una romántica, aunque un poco descreída. La Laura de verdad solo quiere abrazos, besos en el pelo y que le diga que no va a marcharse. Tomar helado juntos, jugar a las palas en la playa, pasear tranquilos de vuelta a casa. A la otra Laura le fascinan los planes de sofá, peli y manta, pero le cuesta pedirlo porque cree que no lo merece. Quiere entregar su corazón, pero no sabe dónde lo tiene. Por eso se tira en paracaídas, cruza el Atlántico, se pierde en Francia.
Por eso pasa tanto tiempo sola: a veces feliz, a veces deseando estar acompañada.
La Laura que él conoce es valiente y decidida, pero él no sabe que lo es porque tiene que serlo. Porque Laura está llena de miedos, sufre ataques de ansiedad y hay días que le cuesta hasta salir de la cama. Así que, cuando tiene fuerzas, Laura vive. A veces tiene ganas de llorar y no sabe por qué ni por quién. O le apetece pasar un fin de semana sola encerrada en casa, pero el lunes siempre llega demasiado pronto. A esa Laura él no la conoce; a la Laura que tiene que luchar por no ahogarse y mantenerse a flote. Pero ella tampoco se lo quiere mostrar, por miedo a ser insuficiente, por miedo a que él le diga que es una dependiente emocional. Así que Laura intenta cada día estar un poco mejor y lentamente va aprendiendo que merece la pena cuidarse y sentirse bien consigo misma; y que no lo necesita, ni a él ni a ninguno, para ser feliz siendo ella.
Por eso pasa tanto tiempo sola: a veces feliz, a veces deseando estar acompañada.
La Laura que él conoce es valiente y decidida, pero él no sabe que lo es porque tiene que serlo. Porque Laura está llena de miedos, sufre ataques de ansiedad y hay días que le cuesta hasta salir de la cama. Así que, cuando tiene fuerzas, Laura vive. A veces tiene ganas de llorar y no sabe por qué ni por quién. O le apetece pasar un fin de semana sola encerrada en casa, pero el lunes siempre llega demasiado pronto. A esa Laura él no la conoce; a la Laura que tiene que luchar por no ahogarse y mantenerse a flote. Pero ella tampoco se lo quiere mostrar, por miedo a ser insuficiente, por miedo a que él le diga que es una dependiente emocional. Así que Laura intenta cada día estar un poco mejor y lentamente va aprendiendo que merece la pena cuidarse y sentirse bien consigo misma; y que no lo necesita, ni a él ni a ninguno, para ser feliz siendo ella.
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