Lucha

Hazles saber que aún no te has rendido,
que tu cuerpo no es uno de los mutilados
en la batalla.
Que la sangre que te baña es tuya
pero también de otros: de los que han querido
derrotarte, derribarte, apuñalarte por la espalda.
De los que no lo han conseguido, sobretodo.

Y que sigues en pie, aunque te tiemblen las rodillas.



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