Me gustas


Me gustas tanto que me da miedo que me rompas el corazón.
No sé si vas a hacerlo. Y por eso precisamente tengo miedo.
Porque a veces me das un beso cuando crees que estoy dormida pero otras tengo que pedirte (habría querido poner rogarte) que me des un abrazo.
Y a mí no me importa pedir cosas, pero no me gusta.

Nunca me ha gustado. 

Porque siento que obligo a la otra persona a hacer algo que quizá no quiere hacer.
Pero te lo pido igualmente (y otras tantas veces me controlo para no hacerlo y que no te sientas mal) porque me gustas.

Y detesto pensar que quizá no lo haces porque yo a ti no te gusto (o no tanto, o no lo necesitas). Pero la verdad es que me gustan tus abrazos y cuando me besas. Me gusta sentarme al lado del fregadero y mirar cómo cocinas. Me encanta que me hagas reír. La forma en la que pones tu mano en mi cintura me gusta. 

Mi problema es que no tengo problema en admitirlo.

Pero no me gusta tener que pedirte que me des esa misma mano cuando caminamos por la calle.
Ni tener que acribillarte durante horas para conseguir que me digas algo cariñoso.
Ahí me siento mal.
Porque a lo mejor no quieres hacerlo. Y yo no quiero obligarte. Pero necesito oírlo.
Porque a lo mejor ahí eres tú quien tiene miedo de decir las cosas pero yo no lo sé
porque no me lo dices.
O no te nace. Simplemente.
Y eso me duele más todavía.
Es cuando vuelvo a pensar que me vas a hacer daño. Que el día menos pensado, el día que sin darme cuenta yo ya no pueda estar sin ti, tú vas a dejar de hablarme, vas a dejar de poner tu mano en mi cintura. 
Y me va a doler. 
Lo estoy viendo venir porque ya me duele.


Que yo no quiero cazar al león y encadenarlo. Quiero que venga porque se siente atraído y quiere quedarse.



Comentarios

Entradas populares